Translate

martes, 15 de agosto de 2017

LUCAS 1, 39. VISITAR Y ACOGE

 Lucas 1, 39-45: En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!


De las muchas lectures que podemos darle al evangelio de hoy quiero quedarme con aquella que habla de ir a visitar al otro, por la parte que le toca a María, o la de salir al encuentro del otro, por la parte de Isabel. Dos polos que nos hablan de una relación de amistad –amor que lleva a un ser humano a peregrinar hacia otro y, en el otro polo, a un ser humano que acoge al que viene. Y es cierto, es una doble relación qeu no siempre es fàcil y que también escasea en el mundo actual. Los inmigrantes ilegales, por ejemplo, o los col·lectives desfavorecidos, también, podrían bien figurar en este grueso de persones que aunque peregrinan hacia el otro, no son acogidos (ni por asomo). ¿Cómo pues van a ser bienaventurados, o felices?¿Cómo van a ser benditos?

Tratar de llevar a estas situaciones el Evangelio debería ser la principal preocupación de los cristianos y de sus instituciones. Mientras no hagamos más presión, mientras no ofrezcamos alternativas o soluciones… podemos ser como el personaje de María, pero no podremos ser (para nada) Isabel. Y sin acogida, ¿Cómo ser esta barca que decimos ayuda a la humanidad? ¿Dónde queda el salto de gozo?

Ciertamente, mientras la situación no cambia, ademas ocurre que nos perdemos otra parte del pasaje. Si con esa actitud ya cerramos la puerta de la acogida, cita el texto, también cerramos la puerta a la llenura del Espíritu. Bien, aunque es cierto que somos una comunidad muy individualista últimamente y en la que parece agradarnos ya esto de celebrar en familia. Quizás nos conformamos también no con la llenura sino con las minucias del Espíritu, ante el que cerramos puertas y ventanas, aduanas, fronteras y todo lo que hay a nuestra disposición.

¿Dónde cabe la acción del Espíritu cuando el ser humano no le permite actuar? ¿Qué hablamos de acoger cuando no hay actitud ni voluntad de acogida? ¿Somos templo de Dios o de elites? ¿Y la Iglesia, es acaso Madre?¿o más bien Estructura?

No hay comentarios:

Publicar un comentario