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jueves, 19 de octubre de 2017

LUCAS 11, 47. MAS SEPULCROS

 Lucas 11, 47 – 54: ¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido. Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas, buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.


Cuando la vida depende de los grupos de presión ocurre que se pierde de vista no ya la legalidad, ni la democracia, ni la libertad (que también), sino que se pierde la dignidad. Y cuando se pierde la dignidad se cae la humanidad de la persona y pasamos al estrato de los infrahumanos. ¿Creíamos que esto era patrimonio del tercer mundo? Para nada, pues gracias a la dictadura de los poderosos todos estamos en orden de esta infra-humanidad creciente, que asola la vida de la Tierra y que, como citan muchos autores, terminará desembocando en una guerra por lo que es básico, como el agua, el territorio… O comienza la vía profética, o emerge una voz crítica de verdad, o salimos de nuestras prisiones, o… no quiero imaginarlo.

Vivimos en un tiempo en que no somos nosotros los que sufreimos el acoso de los escribas y fariseos del tiempo moderno. Curiosamente son ellos quienes sufren el caso de ellos mismos y de los grupos que representan. Buscan cazarse y se enzarzan en discusiones, acusaciones, prisiones y sanciones. Nosotros sufrimos las consecuencias de sus disparates, de sus recesiones, de sus contingencias. Es que esto de la llave de la ciencia ni nos suena. Es que ni llegamos a la puerta. Es que ya no importa que no entremos ni que no nos dejen entrar, ya no podemos ni atravesar el camino.

Por un lado, participamos de la sangre que se derrama en medio mundo. Por otro lado vivimos acomplejados por la Economía. De una banda nos privan de derechos. Por otro lado nos llenan de temor. Si hay fútbol, todos contentos. Si hay corazón, todos de amarillo. Y si en todo esto alguien de la Iglesia habla como debe hablar… cuidado, que lo echan.

Bien, pues sigamos edificando sepulcros, que los vamos a necesitar.

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