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jueves, 30 de noviembre de 2017

MATEO 4, 18. VENCER EL MAL

 MATEO 4, 18 - 23Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.



Lo más precioso de la vida, aquello que puede darle pleno valor, es sentirse llamado a… Claro, en nuestro caso diremos que es el llamado de Cristo el que nos abre las puertas de la fe, y de la vida cristiana, pero en todos los ámbitos y religiones existe también un llamado, que es universal, porque en definitiva, aunque con distinto nombre, aquello que nos llama viene a ser la misma cosa. Quizás alguien se siente llamado por la vida, otra se siente llamada a ayudar, otro siente el llamado del amor y aún alguna siente un llamado a la maternidad… Que seamos llamados nos indica que alguien (o algo) nos llama, y esta es una prueba innegable de la trascendencia, que existe, que sentimos, que nos acompaña, que nos conoce y que quiere sernos cercana.

Cada cual puede poner un nombre, una creencia, una espiritualidad, un camino… pero todos convergemos en el llamado a… que es como el sentido de nuestra vida, la respuesta a la pregunta ¿Para qué estamos aquí?

Bien, que lindo para nosotros entender que desde siempre somos llamados a la libertad y al amor. Somos llamados como estos discípulos a favor de la humanidad, para liberarla de este mar de problemas por el que muchas veces se tiene que navegar y que es inexcusable, y que nos somete. Ser pescadores de hombres es un llamado a afrontar estas dificultades con nuestros semejantes para, de algún modo, traerlos a la orilla, a tierra firme, darles descanso y comida (que sería libertad) y la oportunidad de que siendo libres puedan elegir qué quieren hacer, cómo quieren vivir… Y ese es el llamado universal que hace Dios, que aquello que Él creo en libertad recupere su estado auténtico.

Pescar hombres no significa necesariamente llevar a las personas a Dios, aunque también. A las personas sólo hay que liberarlas. Si después deciden que se quedan con Dios, con Cristo, con nosotros, será fantástico, pero si deciden que no, que nuestra propuesta no les interesa que también sean libres para decirlo, porque Dios no quiere obligar a nadie a seguirlo, a ser cristiano, sino que desea ver al ser humano viviendo en libertad, feliz, porque en esa felicidad también hay expresión del Padre.

Dejemos que cada cual elija, pero procuremos que todo el mundo tenga esa capacidad de elegir libremente, sin sometimientos, sin presiones, sin lazos, sin prisiones. De la oscuridad a la luz admirable hay un camino muy intenso de transformación, pero jamás de obligatoriedad. Podemos llevar a las personas a descubrir esa luz, pero no podemos sujetarlas para que la acepten como nosotros la entendemos.

Vencer al mal que oprime es la prioridad, y después veremos y aceptaremos, porque nuestro llamado no es a una etiqueta sino a la vida.

martes, 28 de noviembre de 2017

LUCAS 21. PIEDRA SOBRE PIEDRA

 Lucas 21, 5-11: En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?». Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida». Entonces les decía:«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».


Estoy convencido de que lo fundamentalmente importante para el cristiano pasa por la adhesión vital a Cristo, y esta sólo es posible por acción del Espíritu. Claro que uno puede iniciar un camino de fe como un itinerario ascético, creyendo que por la acción de su esfuerzo podrá conseguir la realización de una vida segun el evangelio, pero lo cierto es que es un camino que termina por cansar, pues el ser humano se agota cuando en su horizonte espiritual no existe una persona viva, que viene a nosotros por el influjo del Espíritu. Nuestra vida no proviene de una relación acedémica, intelectual o abstracta con nuestro Señor sino que surge de un dinamismo vital que nos adhiere a su persona, que es por medio del Espíritu.

Estamos, claro, en el ámbito del misterio, pues el Espíritu se derrama sobre quien quiere y como quiere. ¿Podemos decir que hay personas con más o menos Espíritu? No, obviamente, pero sí podemos afirmar que en algunas personas hay un mayor desarrollo o una mayor sensibilidad al trabajo que el Espíritu hace en ellos. Esto nos indica el caràcter vivo de la Tercera persona de la Trinidad, que no se mueve como un estándar sino que acude al encuentro de cada persona según es ella, según sus características, singularidades, límites... Porque como en ningún caso Dios quiere ser de obligación para las personas, tampoco puede obligar a una medida de Espíritu para cada uno sino a un único Espíritu que se derrama en nuestras vidas según quiere.

Esta vida, además, es un regalo que se nos entrega gratuitamente, pero que conlleva la responsabilidad de dejarse transformar por Él. Es un don que tiene capacidad de actuación en nuestra vida, que quiere transformarla, pues una obra de este Espíritu es la de enseñarnos la verdad, y esta verdad es la de andar como Cristo en amor. No con un amor carnal, o sexual, sino como una dinàmica de vida en caridad, de acogida, de perdón, de aceptación y de servicio. La acción del Espíritu nos abre las puertas hacia esta nueva comprensión del mundo y de las personas que vienen a ser más hermanas, más próximas, más amadas. Hay una iluminación interior que sucede en nosotros y que nos “abre a”. Y sólo podremos comprender esta renovación interior desde el plano existencial, no desde el intelectual, pues así como nuestra condición carnal será para toda la vida, necesitamos de la novedad vital de esta otra naturaleza, espiritual, que nos lleva a comprender otra faceta de nuestra existencia, más cercana a Dios, que tiende a Dios.

Esta vida, por último, no está exenta de peligros, de inconvenientes, de problemas, pero nos da algunas claves para que nuestro funcionamiento en el mundo sea en clave de felicidad, de gozo, de Buena Nueva. Y es que interiormente ha ocurrido una experiencia de vida sin igual, que nos abre a lo trascendente y que genera en nosotros una esperanza nueva, que nos acerca a esa realidad del Reino y que sólo es posible vivir en el Espíritu.

Quizás tendría que preguntar: ¿Por qué algunos podemos vivir esta experiencia y otros no?¿Qué requisitos hay que cumplir para recibirlo?... No hay duda que estamos en un campo misterioso, como la gracia, el don de la fe... ¿No sería más sencillo si todos tuviéramos la misma fe?¿Si a todos nos tocara el mismo Dios de Amor? Ojalá fuéramos capaces de transmitir esta experiencia que llega a nosotros y que lo hace de forma inesperada y gratuïta, pero entonces quizás cambiaríamos a este Dios de la gratuidad que ha tenido a bien verterse en nosotros.

sábado, 25 de noviembre de 2017

MATEO 25, 31. BENDITOS DE MI PADRE

 Mateo 25, 31 - 46: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"...


Aunque el pasaje prosigue he querido rescatar esta primera parte. Estamos en el contexto de la comunidad de Mateo, una comunidad que (como muchas otras) había perdido el fervor escatológico y habían dejado de estar vigilantes, una de las características indispensables que para Mateo debe tener todo discípulo de Jesús. Por tanto, el evangelista alienta a su comunidad para que, de un modo u otro, recuperen esa actitud. Si bien en el capítulo 24 Mateo nos habla de un siervo fiel y vigilante y otro que no lo está y le roban, ahora la situación es diferente, hay una necesidad vital de proseguir con las actitudes del Reino, de no desfallecer, de no cansarse, porque nadie sabe cuándo Cristo ha de volver.

Es por ello que Cristo se revela también en las cosas más pequeñas y cotidianas, aquellas que nos ligan de alguna manera a la vida en sí, actitudes que tienen que ver con las relaciones y con nuestro día a día, de ese modo hay una intencionalidad a ver nuestros actos en perspectiva de vigilancia porque, de hecho, no sabremos nunca si aquel al que dimos de beber era Cristo o si lo era aquel del que pasamos de largo.

Podríamos decir que el evangelista nos pone un poco contra la espada y la pared, pues nos quiere conducir a un determinado comportamiento que, vamos a decirlo, no siempre ofrecemos. Bueno, en el mismo evangelio tenemos también muchas ocasiones en las que si dependiera de este texto podríamos contar con los dedos de las manos quién entra y quién no en el Reino de los cielos. Menosmal, diría, que Jesús vino a por los que están enfermos y se puso a comer y a beber con los pecadores (que será anticipo de ese Reino que nos espera).


Está bien tener principios, está bien querer (desear) que nuestra comunidad se comporte de una manera determinada, o actúe siguiendo unas directrices, una moral, unas reglas que marquen nuestra buena cristiandad... Pero el Amor no es ninguna regla, el Amor no puede ser sometido y por Amor no estamos obligados a dar. Entonces, no se obcequen en si dieron a aquella y quitaron a aquel, o si ofrecieron a ese y se dejaron a esa... más bien procuren vivir en Amor, porque si viven amando para ustedes no hay reglas, ni normas, ni preceptos, ni Ley... y no se preocupen si cuando lleguen al “cielo” los ponen en un lugar o en otro porque si amaron, si verdaderamente amaron, no tienen necesidad de que se les pregunte, ni de que se les indique a dónde ir o no ir porque su lugar está reservado en el corazón de Dios, en Cristo.

jueves, 23 de noviembre de 2017

LUCAS 19, 41. DON DE PAZ

 LUCAS 19, 41 – 44: Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.»



Es increíble cómo está de actualidad el mensaje del evangelio si miramos a lo alto y ancho de la geografía mundial, política, económica o militar, pues aunque últimamente corren muchos mensajeros de paz, muchas ocasiones para hablar de la paz y otros tantos conflictos para practicarla parece que no hay luz en esto de entendernos, comprendernos, aceptarnos y convivir. Si hay guerra contestamos con guerra, si hay conflicto medimos la distancia que nos separa, y si se atenta contra las personas o contra los derechos humanos aparece el aparato diplomático, que de paz… nada.

Hay mil excusas para no hacer caso a los mensajeros de paz, a los que quieren la paz (que somos muchos). Con sólo mirar la de situaciones de hostilidad que hay en el mundo y que son permitidas por los poderes lograremos ver cómo las diferentes industrias, como las de armamento, tienen que hacer su agosto a costa de vidas humanas. Hoy no sé si hay mucha diferencia entre quien vende el armamento y el que persigue el terrorismo, aunque poco se habla de las primeras, que son las que encienden la guerra en el mundo a costa de grandes fortunas, de una vida de lujos y de excesos. Es el dollar, o el petrodollar, o el oro, o los diamantes, o cualquier fuente de riqueza (la que sea) que compra guerra en lugar de paz, y eso que la guerra se vende muy cara.

¿Por qué van repitiéndose, todavía, desfile de las fuerzas armadas, de los ejércitos, aviones, tanques…?¿Qué sentido tiene llamar a la guerra? Particularmente no me interesa, en absoluto, ver a la marea verde, o azul, o del color que sea a paso por las calles haciendo gala del armamento, del poder de destrucción, o de su grandeza (o pequeñez)… ¿quieren medírsela? Hay poco sentido…

Vivimos en un mundo que sabe muy bien dirigir sus intereses, y los nuestros, a través de los medios de comunicación, de las informaciones, de las opiniones, de personas carismáticas… pero también vivimos en un mundo escaso de paz, que tiembla, que gime, que se lamenta y que también grita basta! Aunque estoy convencido que aunque salgamos cada día, cinco millones de personas en contra de la violencia, de la guerra, de los conflictos, de la venta de armamento… mientras exista la industria, mientras haya política, o mientras se primen las relaciones, la diplomacia, o los acuerdos… el mundo permanecerá roto.

Y no hay tiempo para coser, el hilo ya no pasa por la aguja y en lugar de reparar el roto solamente hay uno y otro pinchazo, sangre, dolor y una herida abierta. Que vengan los costureros de paz, los sastres de la concordia, los modistos de la cordialidad y que nos arreglen el traje.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

LUCAS 19. OPORTUNIDADES

 LUCAS  19, 1 – 7Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»



Si supiéramos el bien que hacemos, o que podemos hacer, a la gente encontraríamos, en adelante, a muchos y muchas que también querrían devolverse a la vida con gratitud, esperanza y amor. Si dejáramos de criticar, si aparcáramos nuestros recelos y si dijésemos: hoy voy a comer a casa de “Zaqueo”, conseguiríamos abrir corazones. ¿Cuántas veces nos perdemos un encuentro por qué aquella persona nos cae mal?¿o vive de un modo que nos gusta?¿o piensa diferente?¿o cree en otra cosa? Dejamos pasar, a la semana, muchas oportunidades para disfrutar de la gratuidad, porque en esta vida no todo el mundo tiene ni que pensar como nosotros, ni vestir como nosotros, ni escuchar la misma música… aunque pueda parecernos extraño, raro, inapropiado…

Miren, de ninguna manera quiero dar la impresión de que yo voy por la vida dispuesto a comer, a cenar, o a compartir un rato con el Zaqueo de turno, porque es algo que nos cuesta a todos. Entonces hoy escribo desde mis miserias, con la esperanza de volverme un poco como este Jesús de la gratuidad que conoce el bien que hace a aquella persona por quien se deja acoger. Qué valentía! Y no es por caridad cristiana, ni por bondad, que debemos movernos sino por gratuidad, porque la experiencia del encuentro nace de la libertad, del deseo de querer ir contigo, o con ella, porque en realidad nada me lo impide, y si mis impedimentos son mis prejuicios, qué locura!

Entiendo la incomodidad que provoca esta experiencia, ya ven que a Jesús lo terminan señalando, aunque eso no le impide hacer lo que debe hacer, que es sentarse a compartir su intimidad con Zaqueo, porque cuando alguien se abre al otro, no puede sino ofrecerle lo que hay en su corazón, y ¡esto es amor! Por qué no hay otra experiencia tan cercana al corazón humano que ese encuentro interpersonal sincero, cercano, familiar y hasta ingenuo de creer en tu bondad y de admirarme de tu belleza, seas lo que seas, te llamen lo que te llamen y me digan lo que me digan, hoy quiero comer contigo.

Y bueno, termino, quizás no terminen todas estas experiencias en algo tan colosal como lo de este Zaqueo, que devuelve el cuádruple de lo que se quedó, pero seguro que tras el encuentro habrá una doble llama, un fuego encendido, “caliu” decimos en Catalunya, y qué mejor para el invierno y el frío.

Salgamos a la calle, miremos en las copas de los árboles y preguntemos: ¿Qué hay de comer?

domingo, 19 de noviembre de 2017

LUCAS 18. TOZUDOS

 Lucas 18,1 - 8: En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."» Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»


Es cierto que en esta vida tenemos que ser bien pesados si queremos que se nos oiga. También es cierto que a cada época uno responde de un modo u otro y que, al crecer, nuestras posibilidades cambian y podemos ser tenidos en cuenta de modos muy diversos, no tan viscerales. Aunque hay momentos en que uno ha de ponerse bien tozudo para que no sea menospreciado.

La idea del evangelista corre hacia la perseverancia. Proclama el mensaje hacían una comunidad que estaba perdiendo el estímulo escatológico y que ya no vigilaba del mismo modo ante la tardanza de lanvenida de Cristo. Igualmente, siempre había el riesgo de volver a antiguos modelos de vida que se abandonaron en el momento en que se aceptó la mediación salvadora de Jesús. Ante estas realidades, el autor llama a proseguir, a perseverar, a mantenerse y a insistir.

Aun entendiendo el mensaje, no creo que en términos de Dios podamos aplicar esta necesidad insistente. Mas bien estimes cosa nuestra, viva para nuestra propia historia, válida para nuestro modelo espiritual y vital. Un Dios que nos ama bien seguro que no va a estar tan solicito en que sigamos y sigamos rogando, orando, postrandonos... No lo necesita. Más bien  somos nosotros que lo necesitamos, que necesitamos proseguir en estas fórmulas y en esta propuesta perseverante para no olvidar, para no deslizar o, incluso, para no perder.

Pero más allá, cierto... hay que ser tozudos, cuando la ocasión lo requiera.

viernes, 17 de noviembre de 2017

LUCAS 17, 25. DIAS DE NOE

 LUCAS 17, 26 - 33«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.



Es increíble cómo en esta vida, y en el mismo día, podemos reír y llorar amargamente. El mundo es un multi-escenario por el que acontecen episodios de lo más dispares y que, en muchas ocasiones, nos ofrece dos representaciones: una de mañana y otra de tarde/noche. Ayer mismo se abrió el día con la noticia de la muerte de un sacerdote chino, presumiblemente a manos del mismo gobierno (supongo que sabrán como están las cosas en China referente a la persecución y a la clandestinidad del cristianismo) y al atardecer, cerca de Barcelona, pude ir a ver las primeras horas de una nueva vida que llega al mundo y a sus felices, y muy enteros, padres. Es como si de alguna manera el acontecer de lo divino hiciera balancear el cosmos para templar una muerte con una vida.

En este caso, además, me da en el hocico que este naciente va a tener un papel importante y que, de algún modo, continuará con la labor de esta vida que se ha perdido, porque ha nacido con un carácter tranquilo, conciliador y generoso que casi podría decir que proviene de la herencia del recién desaparecido. Sea como fuere, expreso mi dolor por la vida que marcha y celebro, con alegría, la vida que está.

Muchas veces hablo del evangelio en sentido figurado, utilizando metáforas… pero no puedo olvidarme de que el evangelio también tiene un sentido crudo, real, en muchos lugares en los que coger la Cruz no significa sólo capacidad para afrontar las dificultades, o para llevar la enfermedad… sino compartir el mismo destino de Cristo, morir por el evangelio, terminar crucificado.

¿Es la voluntad de Dios? No creo. Pienso que Dios no desea que se vuelva a repetir otra Cruz, otro martirio, porque no tendría ningún sentido revolcarse en el sadismo del que hacemos gala los seres humanos, en cualquier tiempo y en cualquier época. Sí, quizás hoy no hay cruces, ni se usa tanto la decapitación, pero en este tiempo hay persecuciones que terminan en palizas, en tortura, coacciones, intimidaciones… De un modo u otro todo esto sucede delante de nosotros, ante nuestras narices, ¿Dónde está mi responsabilidad?¿nuestra responsabilidad? Quizás esté en la distancia que hay con las situaciones de violencia, pues aquí, en Barcelona puedo hablar con cierta relatividad de todo esto, y no me enorgullece sino antes me llena de tristeza.

Quizás en un futuro me permitan compartir ese mismo destino, entonces dejaré mi relativismo.

jueves, 16 de noviembre de 2017

LUCAS 17, 20. SIN DEJARSE SENTIR

 LUCAS  17, 20 – 25Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.» Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: “Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.



Es algo realmente importante. Cada vez pienso más en que cada día podemos hacer presente el Reino de Dios aquí, en nuestra rutina, en nuestro día a día, en nuestro corazón o con nuestras relaciones, amistades, familia… ¿Cuántas oportunidades tenemos de hacer presente el Reino?¿Cuántas de ellas somos conscientes?¿Cuántas se nos escapan? Que importante hacernos con este texto de hoy que nos dice que no esperemos grandes señales, grandes prodigios porque el Reino ya se ha acercado y, en cierta parte, depende de lo que yo hago para instaurarlo en mi vida, en mi realidad, en mi presente. Si cada día es otra oportunidad para reencontrarme con la vida, ¿cómo no va a serlo para descubrir este Reino?

Claro, yo por lo menos no quiero pasarme el día malgastando momentos, encuentros y ocasiones para poder ponerme de rodillas y exclamar: verdaderamente aquí está Dios. Será que tengo la suerte de convivir con muchas personas que irradian algo del Padre, o algo del Reino, aunque estoy seguro de que todos y todas tenemos las mismas oportunidades para ver cómo la obra de Dios prosigue en nuestro mundo a pesar de la crisis, de los problemas, de la enfermedad… Y que al final del día puedo terminar por dar otro gracias, como el primero, porque hoy volviste a acercarte.

Soy optimista? Bien, la verdad es que no más que cualquiera de ustedes, o de vosotros, porque siempre hay cosas que nos sujetan al dolor, a la soledad… y uno no puede obviarlas. Pero sí me considero un privilegiado que es capaz de descubrir muchos momentos que, realmente valen la pena y que me hacen feliz. 

Seré breve, que no les pase la vida por delante y se queden sin descubrir el Reino, y a este Dios que pasa entre nosotros con tantas situaciones, de tantas maneras. Abran sus ojos, los ojos de la fe y los ojos del corazón, miren y remiren, busquen y lleven a sus vidas, cada día, un poco del Reino.

lunes, 13 de noviembre de 2017

LUCAS 17. POBRES SIERVOS

 Lucas 17, 5 – 10: En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»


Realmente necesitamos fe, quizás más que nunca y no precisamente en materia religiosa o espiritual pues a tenor de los acontecimientos que riegan nuestra Tierra cada vez puede costar más creer y confiar, por ejemplo, en el sistema político democrático que quiere dirigirnos sea como país, sea vía Europa, o sea lo que sea. Sin ir más lejos ayer vivíamos en España un nuevo capítulo, casposo, de la historia reciente de nuestro dañado sistema democrático. Sean las siglas que sean, la inclinación que quieran, si ya costaba esto de creerse a los políticos, que vierten su vida entre los márgenes de la corrupción, ahora todavía cuesta un poco más después de la representación en el PSOE de que lo único que les importa es el poder.

Quizás es que yo sea ingenuo, quizás sea demasiado joven, pero cada vez es más evidente que el actual sistema democrático español no funciona. Ir a elecciones no tiene sentido cuando la dirección de un país queda al arbitrio de las cacicadas de unos y de otros. Y por supuesto, ya no vale escudarse en el derecho a voto, o en que no hace tanto en España había una dictadura… hoy volvemos a vivir un proceso dictatorial que, además, va encontra (de un modo evidente) del bienestar de las personas, del empleo, del bien común… para favorecer intereses, fortunas, tramas bancarias y demás.

¿Dónde queda la capacidad del individuo?¿Dónde reside la búsqueda del bien social? Porque aunque a pequeña escala y desde la base siempre se trabaje en pro de los derechos, dignidades y bien de la persona, cuando todo este trabajo encomiable colisiona con el poder, con la curia, con la bóveda del gobierno ocurren episodios de desencanto, de fustración, de violaciones sistemáticas… y quedamos sujetos al robo, al imperio de los gravámenes y al capricho de una casta (tan de moda) que impide al ser humano desarrollarse en plenitud. ¿Y eso es cristiano? Desde luego que no! Aunque algunos pueden que digan que sí.

Vivimos en la ley del embudo, aquí el que más o el que menos tiene que pasar por el aro. La sociedad queda sistemáticamente desprotegida y engañada, fastidiada y anulada. Ya ven, amados, que si se manifiestan los persiguen, que si tratan de llevar adelante leyes para el desarrollo social las rechazan, que si se lleva a los defraudadores a juicio se pone en marcha la maquinaria judicial que nunca llega a nada… Hoy se perdona a los estafadores, a los malversadores y se sigue condenando al ciudadano. Con una multa las grandes fortunas siguen su curso mientras que por una deuda menor, por una multa, o por el impago justificado de un recibo a los mortales nos cortan la vida, nos embargan las cuentas, nos colocan en listas de morosos e, incluso, nos llevan a la cárcel.

¿Qué necesitamos? Fe, sin duda. Mucha fe para afrontar este tiempo.

viernes, 10 de noviembre de 2017

LUCAS 16. CANALLESCA

 LUCAS 16, 1 – 8Decía también a sus discípulos: «Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: “¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.” Se dijo a sí mismo el administrador: “¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.” «Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?” Respondió: “Cien medidas de aceite.” El le dijo: “Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.” Después dijo a otro: “Tú, ¿cuánto debes?” Contestó: “Cien cargas de trigo.” Dícele: “Toma tu recibo y escribe ochenta.” «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.


El evangelio colisiona, cada día, irremediablemente con la realidad que toca cada contexto social, civil, político… que se sucede alrededor del mundo. Obviamente que el evangelista, en su tiempo, quiso reflejar la situación del contexto histórico en que vivía, pero lo cierto es que hoy cada uno de estos pasajes se renuevo bajo nuestra perspectiva temporal. Así, sorprende (y de qué manera!) que a la luz de pasajes como el de hoy, o como el del joven rico, o el rico insensato… parezca que el evangelio no se capta de la misma manera según la posición social de cada uno. Es decir, que sin remedio uno no puede leer este pasaje, por ejemplo, y no pensar de qué manera deben interpretar la solidaridad, la opción preferencial por los pobres o el desapego de las riquezas personas, cristianas (o eso dicen), desde Fernandez Díaz a Merkel pasando por otros tantos y tantas.

Leemos acerca de esta jugada del administrador astuto y no vemos hoy una actitud hacia el Reino. Administradores astutos y pillos los sigue habiendo, pero quizás leyeron e interpretaron mal, rematadamente mal, el evangelio. Bárcenas, los Borbón, Fabra, Chavez, Rato, Cameron… podríamos hacer un listón de nombres, empresas, tramas y demás. Pero, resumiendo, qie pillos y pillas tenemos por doquier. Ocurre que muchos de estos se declaran cristianos, cristianas o pertenecen a partidos demócrata-cristianos… y dicen que su bandera es Cristo y que creen en Dios y que bla, bla, bla… A su favor habrá que decir, si es que es posible, que a misa (a precepto) van. Quizás, entonces, habrá que pedir al clero que desde el púlpito les enseñen mejor a concilar su vida los valores de la caridad, fraternidad, amistad, solidaridad, ultimidad…

O, siendo más drásticos, si algunos niegan la comunión a los divorciados, o el matrimonio a los homosexuales… por qué otros no niegan esto mismo a éstos que practican injusticia, que son malversadores, que sólo buscan su beneficio o que, con su dedo ejecutor, echan a familias a la calle? Acaso faltan valientes? Es posible que el Imprerio de la riqueza venza al de la fe? O es que hay dos evangelios, dos raseros, dos fes y dos Señores?

La mejilla, amados, siempre la ponemos. La ponemos en época de bonanza y en época de crisis, haga frío o calor, gobiernen unos o lo hagan otros… Y la tenemos roja de bofetadas y bofetadas y más bofetadas. Pero como el evangelio no dice nada de las orejas… pues oigan! Por lo menos vamos a empezar a tirarles de ellas a toda esta casta de canallas, ladrones… 

jueves, 9 de noviembre de 2017

JUAN 2, 13. PARADA DE PAIS

 JUAN 2, 13 – 21: Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén. Y en el templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, e instalados en sus mesas a los que cambiaban dinero. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas. A los que vendían las palomas les dijo: —¡Saquen esto de aquí! ¿Cómo se atreven a convertir la casa de mi Padre en un mercado? Sus discípulos se acordaron de que está escrito: El celo por tu casa me consumirá. Entonces los judíos reaccionaron, preguntándole: —¿Qué señal puedes mostrarnos para actuar de esta manera? —Destruyan este templo —respondió Jesús—, y lo levantaré de nuevo en tres días. —Tardaron cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días?


Qué curioso que hoy que tenemos este pasaje de Juan ante nosotros vengamos de una jornada de paralización de país en Catalunya, aunque fuera en condiciones un tanto extrañas.

Por partes. Juan nos señala una actuación de Jesús en la esplanada del Templo que trasciende el salmo al que hacemos, normalmente referencia, Lo trascendental del pasaje no es que la casa del Padre se haya convertido en cueva de ladrones, no. Lo esencial del pasaje es que vemos a un Jesús capaz de paralizar la actividad económica del Templo, cosa que no tenía que resultar ni nada fácil, ni nada agradable tanto para Roma como para los sacerdotes, saduceos… No podemos dejar de ver en este Jesús a un estratega colosal. No podemos obviar que en Jesús tuvo que darse también algo de transgresor, casi sindicalista en favor del Reino. Parar la economía es parar el país y, aquí, nuestro paralelismo.

Ayer algunos secundaron la parada, otros no. Hubo estudiantes, grupos civiles y sindicatos minoritarios que hicieron una acción en favor de la liberación de otros.
Quizás fueron pocos, pero hicieron mucho, mucho ruido. Quizás no fueron las formas, de acuerdo, pero cuando uno reclama y quiere ser escuchado, ¿Cuáles son? Está claro que hubo mucha gente perjudicada y me sabe mal, de verdad, pero ¿acaso no se perjudica cada día a alguien? Hay una cosa clara y es que para reivindicarse, de un modo u otro, hay que hacer violencia (o ruido si quieren). Y a pesar de que después todo esto se encuentre con la sordera de la política lo cierto es que es naturalmente humano hacerse escuchar si se quiere actuar contra algo. Y contra una herramienta como la política, sólo cabe el daño económico. Otra cosa será que se consiguiera o no, porque (en paralelo) a Jesús no le terminó de salir lo bien que hubiera querido.

Todo tiene su lectura; todo tiene su parte; podemos o no estar de acuerdo; podemos incluso respetarnos y amarnos, ayudarnos, consolarnos… pero en el otro polo hay que luchar por lo que uno quiere, a pesar de todo.

martes, 7 de noviembre de 2017

LUCAS 14, 15. EL BANQUETE

 Lucas 14, 15 – 24: Habiendo oído esto, uno de los comensales le dijo: ¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios! Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: “Venid, que ya está todo preparado.” Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.” Y otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses.” Otro dijo: “Me he casado, y por eso no puedo ir.” Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: “Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos.” Dijo el siervo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio.” Dijo el señor al siervo: “Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa.” Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena.


Lucas es el teólogo de la historia de la salvación que divide la historia en tres momentos: 1) la historia de Israel o el tiempo de la preparación, 2) Jesús como el centro del tiempo, y 3) el tiempo de la misión o de la Iglesia, que se inicia con la ascensión y Pentecostés. Para el evangelista, el momento cualitativamente más importante será la vida de Jesús. Por ello marca el tempo de su evangelio entre el ministerio de Galilea, el viaje a Jerusalén y, finalmente, la estancia en la ciudad santa.

En el pasaje de hoy el autor nos muestra una imagen de connotaciones escatológicas para explicar cómo va a ser el Reino por venir. Y aunque donde más claramente se ve esta visión nueva de la escatología lucana es en su relectura de la apocalipsis sinóptica, es el Espíritu el que da continuidad y el que nos ofrece la dinámica a la comprensión de la historia de la salvación lucana. No obstante, parece que el pasaje de hoy vaya dirigido a una comunidad, la del autor, que está perdiendo la tensión en la espera escatológica y que necesita ser interpelada por medio de esta enseñanza.

Qué encontrará Cristo cuando instaure su Reino definitivamente? Lucas nos dirá que a personas ocupadas en lo suyo, unos en la tierra, otros en negocios… lo cual supone la llamada a la atención a la comunidad que, olvidando lo importante, pueda llegar a verse fuera del banquete, en el juicio final. Por ello, el autor vuelve a hacer reseña de aquel discurso programático del Cristo en la sinagoga citando al profeta Isaías. El Reino es de los pobres, de los enfermos, de los necesitados y no de una comunidad que, incluso, pueda sentirse tan sana que ya no necesite médico.

Hoy Lucas recuerda nuestra necesidad de abandonar autosuficiencias y de sentirnos siempre interpelados por la esperanza en Cristo como una espera que no desespera, como una espera que ya tiene su repercusión en nuestro tiempo. Como una espera que, en definitiva, ya está aconteciendo.

sábado, 4 de noviembre de 2017

MATEO 23. NO HAGAIS LO QUE DICEN

 Mateo 23, 1 - 12: En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»


El amor es el mayor mandamiento. Jesús nos muestra la conexión indisoluble entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Se trata de un amor universal, sin límites ni fronteras. Jesús interpela no sólo a la tradición judaica, sino a esa ética de mínimos basada en una convivencia correcta entre los miembros de una misma comunidad. Este texto evangélico nos muestra otra novedad en la propuesta ética de Jesús,  que es precisamente, el alcance universal que da al término prójimo: mi prójimo son todas las personas, hombre y mujeres, cada una de las personas con las que me encuentro en el camino.

Aún más, esta propuesta ética alcanza también las relaciones con los que nos aborrecen o perjudican, propiamente los enemigos y no sólo a los que nos hacen el bien. Pablo mismo insiste en el hecho de que Jesús nos impulsa a hacer el bien incluso a aquellos que nos hacen el mal.

Para Jesús, el amor al prójimo estará en el centro mismo del vivir de sus discípulos, y supera incluso a la importancia que se le da a las responsabilidades cultuales. Perdón y reconciliación son signos de amor y Dios prefiere la misericordia a los sacrificios. Cada uno será juzgado según el amor manifestado. Presentar la otra mejilla, anticiparse con la amabilidad y generosidad, ser contrario a toda agresividad, ofrecerse a acompañar más de lo necesario, etc. no son mandamientos, sino que son propuestas de actuación.

Jesús invita a entrar en una nueva dinámica de comprensión de la ley. Si en el monte Sinaí, Dios ofreció un conjunto de leyes al pueblo para que este anduviera en sus caminos y cumpliese su voluntad, en la plenitud de los tiempos, el Hijo de Dios, desde la montaña, que vuelve a simbolizar el punto alto de encuentro entre Dios Padre y sus hijos, propone por medio de las bienaventuranzas la nueva y definitiva ley de Dios para los hombres: sólo quien mira al hermano con ojos de amor, es capaz de descubrir la presencia y el querer de Dios en la historia de la humanidad.

La propuesta ofrecida a Israel por medio de Moisés e inscrita en las tablas de la ley, adquiere carne y sentido, profundidad y plenitud en el proyecto que Jesús nos lanza desde el cerro de las bienaventuranzas y que se convierte en el recorrido ético que nos adentra en el conocimiento de Dios.

Jesús habla al hombre: es la irrupción y la novedad, y el escándalo de un Dios que se muestra como hombre entre los hombres. Ya no es el sacerdote que actuando y hablando desde el templo media entre los hombres y el Dios altísimo e invisible, sino que es Dios mismo irrumpiendo en la historia de la humanidad a través de Jesucristo y revelándose incluso a las gentes excluidas y que no contaban en la dinámica social ni religiosa. Jesús les dice: esto es para ustedes.

Ya no es el cumplimiento de la ley por la ley. La nueva ética inaugurada por Jesús mira siempre al ser humano en situación e invita a asumir que, si lo que intentamos vivir desde la fe, sea cual sea esa fe, no atraviesa por el terreno del amor, podrá tener cualquier nombre, y obedecer a cualquier código ético, pero es ajeno al querer de Jesús y a su proyecto de vida. “ No hay amor más grande que aquel que da la vida por los amigos”. Por tanto, el gran reto que tenemos los cristianos, es bajar del monte de las leyes y buscar desde las bienaventuranzas el lugar desde donde Jesús da a conocer esta nueva propuesta de Dios. Ya no es un hombre que tiene que subir para atisbar en lo alto la presencia de Dios, sino que  es Dios quien ha bajado al encuentro del hombre, y en ese encuentro con el hombre se revela como Padre misericordioso que quiere la vida y plenitud de sus hijos. 

viernes, 3 de noviembre de 2017

LUCAS 14, 1. QUIEN PREVALECE?

 LUCAS 14, 1 – 6: Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado, o no? Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: ¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento? Y no pudieron replicar a esto.


La licitud del sábado tiene, también, mucho que ver con lo que hoy vive en boca de todos como libertad de expresión, de opinión, de opción… Ya no se trata sólo de la cuestión de la legalidad del precepto sabático sino de la lección catequética del pasaje, que el ser humano es digno y su dignidad está por encima de cualquier entramado. Y podemos llamarlo como queramos. Es decir, que puede ser en un marco legal, o familiar, o internacional; o puede ser en el entorno laboral, académico, social… que si es necesario hacer algo más en beneficio de la persona, hay que hacerlo.

Y hay que hacerlo porque, como se demuestra en nuestro tiempo, al inmovilismo de la ley se le suma la inoperancia de los órganos institucionales, tanto los internos como los globales, que o miran hacia otro lado, o se aprovechan de su posición privilegiada. Es por algo que le llaman estado de derecho o estado del bienestar. No porque en algún caso repercuta sobre los ciudadanos sino porque directamente, ineludiblemente, repercute sobre dirigentes, cámaras, jueces, bancos… A éstos sólo les preocupa que alguien venga a sanar al ser humano, sea o no en sábado. Si hay algún atisbo de curación, lo recortan, lo reprimen o lo suprimen, lo acallan o lo despellejan, ¿Quién se atreve a cuestionar el orden o la legalidad?

Pero cómo necesitamos voces, personas, grupos, ideas, sonrisas, colaboraciones y solidaridad. Cuánto las necesitamos!! Cuánto necesitamos a una sociedad inconformista, despierta, viva que quiera cuidar, acoger y ayudar a sanar al otro!! No hablo ya de pequeños gestos, de aquellos que ya muchos participan. Hablo de otro tipo de resistencia, más ruidosa, más persistente, más crítica. Podemos perfectamente conjugar una propuesta de ética y de paz con capacidad para enterrar los actuales sistemas de insolidaridad en los que somos gobernados. Un cristiano no puede ser tan ingenuo de pensar que el movimiento de Jesús no entrañara insurrección, protestas o discusión porque, miremos al pasaje, aquí la hay y es fuerte.
Podemos preguntarnos hoy, ¿Qué prevalece o qué va a prevalecer?

jueves, 2 de noviembre de 2017

JUAN 14. NUESTRA FE


 JUAN 14, 1 – 6: No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy. Dijo entonces Tomás: —Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


La fe es expresión de la confianza que tenemos en Dios por medio de Cristo. Pero la fe no puede ser un vehículo para ingenuos sino que debe, necesariamente, pasar por los filtros que de las Escrituras y de la experiencia de la vida y del Reino hacemos los seres humanos. Me suele sorprender la facilidad con la que algunos abogan por su fe como si de una pócima mágica hablaran. Abogan por el todo acabará bien, o por unas promesas en las que hemos sido formados y que no nos hacen ningún favor. ¿Quién conoce lo por venir? ¿Quién pasó al lado de Dios y volvió?

Con el Cristo que reinterpretan los Evangelios tenemos una doble certeza: que el Reino de los cielos ya está operando en nuestra historia y, segundo, que vivimos en el tiempo del Espíritu y que, por tanto, contamos también ya con la presencia de Dios entre nosotros. Sobre estas dos certezas podemos fundar una fe sana. La fe en que viviendo a Cristo vivimos también en Dios en vida, con la plenitud y la contingencia de nuestra humanidad, que también fue la de Jesús. Por tanto, vivimos en la fe de sentirnos hijos en el Hijo.

En este camino, determinamos que nos vamos formando y conformando según nuestras experiencias y, también, según las otras experiencias que no vivimos. Entre las que vivimos, igualmente, crecemos entre éxitos y frustraciones, dolor y felicidad, amor y desencuentro. Todo ello engloba nuestra intrahistoria que, además, se ve condicionada por la historia del mundo en que nos encontramos ya heredado con sus implicaciones y cargas, sean emocionales, nacionales, lingüísticas…

Cristo, dice Juan, marcha para preparar moradas. Pero serán moradas para una vida nueva, que no diferente. Por tanto, aquí va la tercera certeza de la fe, que no podemos, ni podremos sesgar quienes somos y, por tanto, nuestra conciencia y que con Dios, en esa nueva creación, mantendremos la carga psico-emocional  con la que cargamos entre genes, corazón…

¿Todo acabará bien? Seguro, pero quizás no del modo en que pensamos.