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miércoles, 17 de enero de 2018

MARCOS 3. PROHIBIDO EN SABADO

 Marcos 3, 1 – 5En otra ocasión entró en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en sábado. Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: —Ponte de pie frente a todos. Luego dijo a los otros: —¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? Pero ellos permanecieron calados. Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por la dureza de su corazón, y le dijo al hombre: —Extiende la mano. La extendió, y la mano le quedó restablecida.


El evangelio de Jesús podría ser perfectamente el evangelio de las manos extendidas o el evangelio que nos enseña a extender la mano, incluso el evangelio que nos llama a extender la mano. Si recordáis ya vimos hace pocos días su significado y esa doble vertiente que en vertical estrecha los lazos de vida entre Dios y sus hijos e hijas. Hoy, si permitís, podríamos hablar de permanecer callados.

El evangelio es no sólo una bella historia de salvación, o una hermosa propuesta ética a favor de la vida… Es una obra que nos interpela y esta es una gran novedad para el lector, que se siente movido por las palabras del evangelista a ver qué ocurre con su actitud, con mi actitud, ante la vida. La vida, que es el gran regalo de Dios al ser humano se propone como un bien fundamental que hay que proteger ante cualquier circunstancia. Aunque esa convicción siempre ha variado en función de cada uno. Así, en las primeras comunidades fue una actitud de fe determinante ante la masacre de la que fueron víctima o así, también, lo es para los muchos mártires que a fecha de hoy, véase este anterior agosto, siguen muriendo por causa del evangelio, por causa de Cristo o podríamos decir, perfectamente, por causa de la vida y de la vida del ser humano.

Una actitud verdaderamente diferente a esta otra de callarse. En este pasaje callar es la imposibilidad de responder a la vida. El fracaso más absoluto del ser humano que calla ante el homicidio. ¿Es mejor callar o salvar una vida? Es la gran pregunta que nos lanza hoy el evangelista, porque hoy sigue retumbando esta cuestión con la misma fuerza que entonces y es que este mundo sigue mostrándonos que el ser humano prefiere callar, en su mayoría. Quizás sólo en determinados momentos, puntualmente, el grito a favor de la vida se escuche como respuesta a un atentado terrorista. Y no está mal, prefiero un mundo movido en un acto determinado que la indiferencia más absoluta, porque ello quiere decir que el ser humano todavía puede ser interpelado, aunque necesite de la barbarie para salir a la calle y para protestar.

El ser humano lleva años y años luchando a favor de la libertad. La libertad del ser humano debe ser conquistada una y otra vez, año a año. Siempre interpelados por la vida misma y paradójicamente siempre, al final, vencidos por el callarnos. ¿Puede ser que no aprendamos?, ¿Qué tanto nos cueste?,¿Qué consecuencias tiene mi silencio?

Siempre hay un momento en el que debo callar, llevar las cosas hacia mi intimidad y meditarlas (ponerlas en oración). Pero después no tendría sentido si no fuera para trasladar mi intimidad a la vida práctica, social, relacional y finalmente a Amar. No perdamos jamás el derecho a reclamar justicia, a proclamar la Vida, a expresar Amor. Uno debería declararse insolvente ante la injusticia y no tener miedo a las multas, a las torpezas del poder que temeroso intenta impedir la libertad del ser humano. Siéntete interpelado por Jesús, interpelado por la vida… ojalá no callemos, ojalá seamos una comunidad que desee hacerse oir.

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